La iglesia católica y la homosexualidad
Los respeta y ama a la iglesia católica de la persona homosexual el mismo como lo hace la heterosexual. El catolicismo enseña que las personas homosexuales deben ser tratados con respeto, compasión y sensibilidad. Todo acto o pensamiento de odio, la violencia, o la persecución hacia el homosexual es condenado.
La Iglesia considera cualquier y toda actividad sexual fuera del matrimonio como algo pecaminoso e inmoral. La masturbación, la fornicación, el adulterio, la pornografía y la anticoncepción artificial son todos los pecados a los ojos de la Iglesia Católica.
La Iglesia se opone a las uniones del mismo sexo basado en Génesis 1: 25-28: "Y creó Dios al hombre a su imagen # 133-.male y mujer los creó # 133- y Dios dijo:" Sed fecundos y multiplicaos '"y Génesis 02:24, "un hombre se unirá a su mujer, y serán una sola carne." Jesús mismo usa estos mismos cita en Marcos 10: 6-9 cuando se le preguntó sobre el matrimonio.
Los católicos creen que el matrimonio es la fructífera unión permanente, fiel, y si Dios quiere de un hombre y una mujer que han entrado en la relación de pacto entre marido y mujer. El sacramento del matrimonio es un vínculo sagrado que imita el amor entre Cristo y su esposa, la Iglesia. La Iglesia cree que porque Dios instituyó el matrimonio, ni la Iglesia ni el Estado laico (gobierno civil) tiene la autoridad para redefinir o cambiar la naturaleza del matrimonio sustancialmente.
A pesar de la decisión de algunas otras iglesias cristianas a aceptar ministros abiertamente homosexuales, la Iglesia Católica no se sigue el mismo camino. Del mismo modo que no tiene en cuenta la restricción del matrimonio a una de cada sexo por ser discriminatoria contra los homosexuales, ni tampoco ver la limitación de las órdenes sagradas a los varones hetrosexual como injusto.
La Iglesia no quiere y no debe ordenar a cualquiera que se oponga doctrina oficial. Un hombre que favorece el aborto es tan inadecuado para el seminario como un hombre que favorece la anticoncepción artificial o el matrimonio entre personas del mismo sexo o que niega la divinidad de Cristo o de la virginidad perpetua de María. Así que ordenar a cualquier hombre cuya ideología o forma de vida conflictos con el fe y la moral de la Iglesia que él espera que explicar y defender es hipócrita y poco práctico.